domingo, 4 de julio de 2010

Entre el arte y el exhibicionismo

No lo entiendo. Puede que el haberme convertido en una 'hooligan' del Jabulani haya mermado a mis ya de por sí maltrechas neuronas, pero no consigo entender qué extraña necesidad lleva al ser humano a exhibir en una hurna de metacrilato los restos mortales de Caravaggio.
Vale, admito que debe haber sido una ardua investigación científica y que todos nos sentimos fascinados por su obra, o al menos, servidora, pero por más que le doy vueltas al asunto, sigo sin entender las razones de las autoridades italianas para exhibir sus restos antes de darles "una sepultura digna".

¿No se podría haber hecho eso sin mostrarlos? ¿Hay dignidad posible en esta exposición? Igual el problema es mío, y me tomo demasiado en serio el tema de la muerte y del respeto a los que ya no estás en este mundo. Aunque lleven muertos más de 400 años.

Esta noticia, aparecida hoy mismo, me recuerda que en España llevamos años tratando de identificar los restos mortales de Velázquez, y que Cristóbal Colón tiene varias tumbas, repartidas, incluso entre España e Italia.

Supongo que estas decisiones --la de exponer los huesos del pintor italiano, la de buscar los restos de Velázquez por todo el subsuelo madrileño-- tan sólo responden a la fascinación que sentimos los vivos por la muerte, o incluso, a intentar descubrir qué hizo de ellos artistas geniales, que gracias a su legado artístico, siempre serán inmortales.

La noticia completa de El Mundo:

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