lunes, 19 de septiembre de 2011

Y esto no ha hecho más que empezar

Si a finales de julio, cuando el presidente del Gobierno anunció el adelanto electoral, me dicen que a algo más de 60 días de las elecciones (generalísimas en este caso) íbamos a estar así, pido que paren el mundo para bajarme.

Ya no es que la batalla se produzca en la televisión, en la radio o en los periódicos. Es que ha saltado a las redes sociales. El primer asalto ha sido en Twitter, pero no descarto que los candidatos estén afilando sus perfiles en otras redes sociales como Facebook o Tuenti, por eso de captar el voto joven.

Estaría bien ver a Rubalcaba, a Rajoy y a Rosa Díez (y al resto de candidatos de opciones más minoritarias) interactuando con la juventud española, explicándoles que, si el FMI o la Comisión Europea no desbloquean el rescate griego, es probable que no es que no tengamos derecho a pensiones en el futuro, es que igual, para ir al médico pasado mañana, tendremos que empeñar un riñón. O un ojo de la cara...
Y los habituales de Tuenti (no todos), sufridores de la Logse, les contestarán con un rotundo -Tío, ¿qué es eso de Grecia? ¿Y lo de la prima esa, esa, la de riesgo? Menudo papelón.

El caso es que la precampaña electoral puede terminar saturando al personal (a mí ya lo está consiguiendo) y genera aún más dudas acerca de la decisión de voto (a esos famosos -y puñeteros- indecisos, entre los que confieso que me encuentro). Pero cómo os he dicho antes, esto no ha hecho nada más que empezar.

Por si acaso, tendré el botón de parada a mano ;). Que Dios nos pille confesados...

martes, 9 de noviembre de 2010

Contradicciones

Debo confesar que, de vez en cuando, me gusta comprar revistas de moda. Son mi pequeña evasión, y ¿por qué no admitirlo? Cultivan la parte frívola que hay en mí. Más allá de ser meros soportes publicitarios en los que las casas de alta costura nos bombardean con sensuales perfumes y taconazos de vértigo como símbolo del poder femenino, son una fuente inagotable de diversión para mí –y eso es de agradecer-. El problema es que a veces me da por leer sus artículos, y lo que hay en ellos, en el fondo, no me gusta demasiado.
Igual el problema es mío. Lo admito, soy una contradicción con gafas, pero la verdad es que no me gusta el prototipo de mujer ¿moderna? que dibujan ciertas publicaciones, y que no dista demasiado de la mujer que, según Benedicto XVI, debe “realizarse en el hogar y en el trabajo”.

Me explico: estas publicaciones esbozan una mujer fuerte que tiene éxito laboral, es una afanada súper mamá y amante esposa de su marido, sexy cuando hace falta y sumisa en las fiestas de guardar. Además es solidaria ­–acude a cenas benéficas- y le sobra calderilla para calzarse unos Prada o salir de paseo con sus amigas de la mano de un Chanel. En este mundo fantástico –del que a mí me encantaría formar parte, ojo- no parecen existir las jornadas laborales interminables (si tienes la suerte de conservar tu empleo) ni las zancadillas previas a tocar la cima empresarial, ni, por supuesto, problemas más mundanos como llegar a fin de mes cuando toca estirar las nóminas como si fueran de chicle y otras cuestiones demasiado prosaicas para romper el halo de glamour que intentan vender.

Además, por mucho que traten de elogiar a esta nueva súper mujer, no dejo de percibir entre líneas un excesivo paternalismo latente en este tipo de publicaciones. Es demasiado habitual leer entrevistas a mujeres directivas en medios de comunicación –también en prensa económica- que comienzan con la sorprendida pregunta del periodista (en su mayoría hombres) de cómo ha conseguido conciliar su vida familiar con ser, por ejemplo, consejera delegada de una entidad financiera. La pregunta del millón.

Una, que es muy mal pensada, atisba en esa cuestión el eterno reproche que se le hace a la mujer trabajadora: que descuida a su familia. ¡Sacrilegio! Igual, por eso de la igualdad, al próximo alto directivo al que entreviste, comenzaré preguntándole eso, que cómo logra conciliar su carrera con la familia. Lo mismo (seguro) me toma por loca…

miércoles, 29 de septiembre de 2010

A veces me da por pensar...

A una hora de que el 29S nos abandone me ha dado por hacer un balance del día, que también puede servir para resumir los últimos doce meses. Esta puede ser la crónica de una huelga anunciada algo inútil (la huelga no, mi crónica) porque últimamente no me encuentro yo demasiado católica. Pero esa es otra historia.

Mira que lo han repetido hasta la saciedad, pero aún no me ha quedado claro si los sindicatos han convocado el paro para que el Ejecutivo rectifique la reforma laboral o para ganarse un hueco preferente en la futura revisión del Pacto de Toledo que dará lugar a la reforma de las pensiones. Quizá piense mal. Quizá no.
El caso es que demorar casi tres meses la protesta por algo que se aprobó antes de las vacaciones no parece tener mucho sentido. A efectos prácticos, me refiero.  
Quizá si la huelga general se hubiera convocado hace tres meses hubiera tenido más éxito. Pero nunca me gustaron los condicionales. Las cosas se hacen o no se hacen. Y hay que asumir las consecuencias. 

Y hoy los sindicatos se han encontrado con una masa laboral preocupada por el día a día. Por sobrevivir. Por no engrosar los 4,5 millones de parados. Esos a los que vieron perder su puesto de trabajo sin apenas capacidad de maniobra. Esos que, en su mayoría, han dejado de creer y confiar en los sindicatos que decidieron movilizarse sólo cuando recortaron el sueldo a los funcionarios, y meses después de que Congreso y Senado aprobaran la reforma laboral más agresiva de la historia de la democracia en España. Esos. 

lunes, 23 de agosto de 2010

Desactualizada

Me acabo de dar cuenta de que tengo un blog como el que tiene un tío en Alcalá. Vamos, que le hago poco caso. El caso es que (valga la redundancia) en la playa me he propuesto actualizar más a menudo, y dejar de estar tan desactualizada. Qué le vamos a hacer, en la playa me baja la tensión y además me da por pensar.

Lo malo es que los propósitos postvacacionales son como los de Año Nuevo, o peores. Volvemos a la rutina con las pilas tan cargadas que nos da por hiperactivarnos. Y nos dura una semana, dos a lo sumo. Una vez que nos engulle la rutina ya no tenemos tiempo para ir al gimnasio, coleccionar platos de Hello Kitty o maquetas de aviones de la Segunda Guerra Mundial (aficiones nobles, por otra parte) y a mí me pasa que como me gano la vida escribiendo (sí, escribir en un periódico también es escribir, aunque a veces sólo sea por llenar páginas de cifras y letras sin mucho sentido) al llegar a casa lo que menos me apetece muchas veces es seguir escribiendo.

Lo ue no me puedo prometer -ni exigir- a mí misma es tener un tema concreto del que escribir. Lo siento, soy inconstante y me distraigo con el vuelo de una mosca, así ue lo mismo os aburro con cosas de cajas, bancos y sus primos hermanos del seguro, que me pongo poética, o épica, o me da por freíros a microrrelatos... Siempre y cuando, estas líneas tengan algún ue otro lector, claro ;).

lunes, 26 de julio de 2010

Ay ¡el estrés!

La banca española se desnuda mientras la europea esconde sus vergüenzas debajo de la alfombra. Éste podría ser el resumen, a grandes rasgos y un poco a lo bruto, de la publicación la semana pasada de las pruebas de resistencia a las que los supervisores sometieron a la banca europea en marzo. Y con un resultado dispar.

El objetivo era disipar las dudas acerca del estado real de las entidades. Muy bien. El caso es que lejos de arrojar luz, los test de estrés han sumido al sistema financiero europeo en un mar de dudas. Y con razón. Y es que, mientras el 95% de los bancos y cajas de ahorros españoles mostraban al mundo sus balances ­-¡ale! Así, sin pudor alguno- países como Francia y Alemania se quedaban en el 50% de sus entidades. Vamos, el mínimo exigido para cumplir el expediente.

Y así sale la foto: de las siete entidades que suspenden, cinco son españolas. De lo que nadie se acuerda es que de las 91 entidades analizadas, 27 son españolas. Una cifra que es bastante superior, porque las cajas analizadas en realidad son fusiones, tanto frías como calientes.
El caso es que la banca alemana ha reconocido que ha hecho trampas en los test, olvidándose de incluir su exposición a deuda soberana. Especialmente los bonos griegos y lusos en cartera, los más penalizados en los escenarios extremos.

No me extraña que los analistas e inversores no se fíen de la veracidad de sus resultados.

martes, 6 de julio de 2010

Entre pulpos anda el juego

Vale, lo admito, puede que el calor esté terminando con la capacidad de los medios de ofrecer informaciones de calidad, pero la fiebre de los alemanes por hacer que sus animales pronostiquen los resultados de los partidos del mundial en los que juega el combinado germano me tiene fascinada. Completamente.


Si esta mañana el protagonista de muchas de las crónicas referidas al mundial de Sudáfrica era el pulpo Paul –con el pronóstico de que España pasaría la eliminatoria-- a media tarde saltó a los ruedos el guacamayo Lorenzo, un loro del Zoo de Hannover que al contrario que su colega cefalópodo, augura que Alemania pasará a la final de la Copa del Mundo.


No es la primera vez que el pulpo convertido en gurú salta a los titulares, ya que hasta el momento, ha acertado el ganador de los encuentros. Veremos mañana si lo consigue.